martes, 14 de diciembre de 2010

Julian Assange, elegido la personalidad del año

El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, fue elegido por los lectores de la revista norteamericana Time como la Persona del año 2010. Se trata de un nombramiento honorífico que el semanario otorga anualmente desde 1927 a la persona, grupo, idea, máquina o lugar que, para bien o para mal, haya sido el más influyente del año a nivel mundial, dedicándole un número especial de la revista.

Assange, detenido en el Reino Unido tras una acusación de violación emitida por las autoridades suecas, es el organizador de la mayor filtración de documentos secretos de la historia, que realizó a través del portal de internet WikiLeaks y cuya publicación genera una agitación informativa sin precedentes.
El periodista australiano recibió 382.020 votos, seguido por el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, con 233.638, y por la cantante Lady Gaga, con 146.378 apoyos. En la lista también aparecen el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama (en 6º lugar, que ya fue nombrado Persona del año 2008); el fundador de Apple, Steve Jobs (en 7º posición); los 33 mineros chilenos rescatados de una mina (8º); o el premio Nobel de la Paz, Liu Xiaobo (11º), entre otros.
Fuente: Infobae

lunes, 13 de diciembre de 2010

WikiLeaks y El País: una lección de buen periodismo

Una cosa es revelar datos y otra muy distinta es hacer periodismo con ellos. Cuando sobre tus manos tienes una fuga de 250.000 documentos con todas las papeletas para hacer tambalear la forma de hacer diplomacia de la potencial mundial por excelencia, sólo se puede responder con la ortodoxia propia del buen periodismo. Y más cuando te encuentras dentro de un elenco de elegidos (The New York Times, The Guardian, Le Monde y Der Spiegel) para llevar a la audiencia mundial un tesoro en forma de revelaciones confidenciales. El País, de momento, parece haber pasado el examen con nota. ¿Por qué?

  • Evalúa por separado la calidad de la información, decide qué partes pueden interesar más al público español y procede a la publicación.
  • El País dice textualmente: “este proceso (el de selección) se ha llevado a cabo bajo una exigente condición de no poner en peligro, en ningún momento, fuentes protegidas de antemano o personas cuya vida pudiera verse amenazada al desvelarse su identidad. Al mismo tiempo, todos los medios han hecho un esfuerzo supremo por evitar la revelación de episodios que pudieran suponer un riesgo para la seguridad de cualquier país, particularmente Estados Unidos”.
  • Como anexo al punto anterior, El País se ha comprometido a aceptar los compromisos con los que llegue The New York Times con el departamento de Estado de Estados Unidos, para evitar la difusión de ciertos documentos que puedan poner en peligro vidas.
  •  En lo que a la corroboración de datos se refiere, El País, ha dejado a un lado aquellas filtraciones de dudosa credibilidad, y dice haber actuado de “forma responsable” con el fin de causar el menor daño posible al país objeto de la filtración.
  • Detrás de esta filtración, El País ha llevado a cabo una profunda labor de documentación, revisión minuciosa e investigación de los datos ofrecidos, ofreciendo a sus lectores un detallado análisis de las repercusiones y consecuencias o, lo que es lo mismo, convirtiendo datos en periodismo.

WikiLeaks y los medios de comunicación: matrimonio perfecto

El nuevo héroe del periodismo se llama Julian Assange. Tiene 39 años, es australiano, nómada, y rebelde. Hace tres años fundó Wikileaks y hace pocas semanas hizo historia cuando filtró 90.000 documentos secretos de Afganistán. Con esta publicación hizo dos cosas en simultánea: destruyó el paradigma de los secretos de seguridad nacional, y sentó el precedente más importante de lo que será la relación de la prensa y la internet en el futuro. Para empezar hay que dejar claro que Assange no es periodista. Es más bien un activista solitario que se ha sintonizado con uno de los temas más importantes para la democracia en tiempo de la globalización: la transparencia de la información.
La propia Wikileaks se define a sí misma como “la primera agencia de inteligencia de la gente”. Y ese es el mensaje de Assange. Que los ciudadanos no tienen campos vedados en una democracia. Y que la guerra, justo por tratarse de matar y morir, requiere más y no menos controles.
Volviendo a Assange, aunque él no es un periodista, su trabajo si está marcándole un rumbo al futuro del periodismo. Especialmente a esa incierta relación entre la red y los periódicos. Por un lado, Wikileaks entendió cuál era la fortaleza de lo que llaman web 2.0, ese universo interactivo que ha revolucionado la comunicación humana en el último lustro: convertir en fuente de información al ciudadano que directamente la tiene. No al funcionario, al burócrata. Pero a diferencia de otros, no ha desdeñado el valor legitimador de los medios tradicionales, de la añeja pero bien dotada de prestigio gran prensa. En una nada estúpida decisión, le entregó de manera simultánea los documentos a The Guardian, Der Spiegel y New York Times. Obviamente los editores de estos medios se centraron en los hechos y no en los nombres de personas que podrían resultar afectadas en materia de seguridad por el informe, y omitieron datos que podrían darle una ventaja militar a los talibanes, por ejemplo. Algo que no hizo Wikileaks, porque su filosofía es publicar todo. De todos modos con este matrimonio casi perfecto entre un audaz medio de internet, independiente y desafiante, con medios serios, que gozan de credibilidad, se empieza a transitar un camino inédito y quizá prodigioso para ambos.
Definitivamente el periodismo de investigación se trasladó a la red y allí goza de buena salud en tiempos en los que la corrupción se ha convertido en la primera preocupación de la opinión pública.

domingo, 12 de diciembre de 2010

"Es un desafío para que los periodistas hagan mucho mejor su trabajo"

Roberto Guareschi, reconocido periodista argentino, y editor de grandes medios gráficos da su parecer sobre la irrupción de WikiLeaks y el rol que juega el periodismo en la sociedad actual:  
Toda esta riqueza no llegó a conocimiento público de la manera tradicional: alguien a quien le conviene difundir un secreto lo pasa a un medio al que le conviene igualmente difundirlo. Los motivos de las fuentes son inagotables pero en general es para tener más poder (de cualquier tipo) o para defenderse de algún poder. Los motivos de los medios periodísticos son, en general, acrecentar o mantener confianza y prestigio en la sociedad, ganarle a la competencia, ganar dinero. En cuanto a los periodistas -aquí el ganar dinero quiere decir acrecentar o justificar su salario-, todo eso y además, porque se trata de individuos, sentir que han hecho bien su trabajo, ser reconocidos por sus colegas, y sentir que han hecho algo que creen positivo para la sociedad y estar conformes con ellos mismos. Se podría considerar que también son cuestiones de poder -en la sociedad y sobre uno mismo-.
Wikileak les ha hecho un bypass a los grandes diarios tradicionales del mundo. Los ha desnudado en sus carencias. Si uno tiene en cuenta que Wikileaks no es una organización periodística, el sopapo es aún mayor. Hay una organización a la que contribuyen ciudadanos no periodistas que está ocupando un lugar cada vez más amplio en la imposición de la agenda global y por eso, de la construcción del discurso público.
Y al ocupar ese lugar, está desplazando a las catedrales del periodismo tradicional. The Guardian, el NYT, Le Monde, etc., catedrales del periodismo establecido comen de la mano de Wikileaks, es así, dicho con brutalidad. Y esto seguramente va a tener consecuencias a largo plazo.
Una de ellas es que Wikileaks siga imponiéndose como un ámbito seguro y eficaz para difundir secretos, una de las funciones centrales del periodismo. No digo que Wikileaks remplaza a todo tipo de periodismo. Es un desafío para que los periodistas hagan mucho mejor su trabajo. Una cosa es estar dentro del sistema; otra es contribuir con errores u omisiones a lo peor del sistema.

"WikiLeaks, sin el trabajo del periodista, es poca cosa"

“Si, Wikileaks ha sacado a la luz los papeles secretos de la Guerra de Irak; pero si no hay un periodistas que estudien, seleccionen, ordenen y estructuren toda esa información, lo que ha hecho Wikileaks servirá para poco”. Eduardo Martín de Pozuelo valoraba así ayer en el Congreso de Escritores del Premis Octubre el papel que juegan algunas web “que hacen, al fin, lo que hemos estudiado muchas veces cuando se han desclasificado documentos…si no hay periodismo es como si no hubiera nada”. Su compañero, Jordi Bordas – ambos han conformado el que es posiblemente el mejor equipo de periodismo de investigación de los últimos 35 años en España – ampliaba la reflexión ofreciendo un símil: “es como si te dan todos los ingredientes para cocinar; si al final no hay cocinero todo eso no sabrá a nada”.

WiKiLeaks y WaterGate: dos casos que marcaron un quiebre en el mercado de la informacíon

Los documentos clasificados del Gobierno Estadounidense que reveló la organización online Wikileaks, en el que se investigan y analizan ciertos comportamientos de los mandatarios de varios países, podría convertirse en un segundo Watergate, más de 30 años después, pero de alcances aún totalmente insospechados. El grado de masividad de los medios de comunicación en la actualidad impide adelantarse a próximas consecuencias, y el rol del periodismo vuelve a estar en el centro de las disidencias.

El recordado caso Watergate (llevado hasta al cine hasta el cansancio y puesto de ejemplo en cualesquiera universidades de periodismo se pise) sucedió en 1972 cuando arrestaron a varias agentes de espionaje, pertenecientes a la campaña que bregaba la reelección del entonces presidente estadounidense Richard Nixon, que fueron descubiertos en el interior del comité demócrata de Washington DC.

La trama continuó con el descubrimiento, por parte de los periodistas Carl Bernstein y Bob Woodward, del Washington Post, de escuchas telefónicas y labores de espionaje que alcanzaban hasta a las más altas esferas de la Casa Blanca, manchando al mismísimo presidente Nixon que, dos años después, tuvo que dimitir a su cargo tras conocerse el escándalo.
Una amplia red de informantes y alcahuetes, más un pasado con estrechos contactos con la CIA y el FBI, permitió que los periodistas desentrañaran el caso.
Luego de la inevitable comparación, el ahora bautizado "Cablegate" (relativo a los más de 250 mil cables reservados que remitían las embajadas estadounidenses en todo el mundo hacia la Secretaría de Estado) reabre el debate acerca de la irrupción del "periodista militante" o "periodismo panfletario".

Wikileaks es un sitio de noticias, fundado en 2006 por el hacker australiano Julian Assange, que se dedica a divulgar (a modo de denuncia) informes filtrados, secretos de estado y datos confidenciales acerca del accionar de distintos gobiernos y empresas alrededor del planeta. Hace poco tiempo divulgó atropellos durante la guerra en Afganistán y el accionar estadounidense de dudosa moral en Medio Oriente.


Entonces, ¿cuál es la frontera del periodismo?, ¿se incide directamente en los hechos arrojándose un papel protagónico o es simplemente el imprescindible rol de controlador del poder que ostentan los periodistas?

Redundando una última similitud del Watergate con esta fenomenal fuga de información, que pone al desnudo las verdaderas ansias norteamericanas en el plano diplomático, cabe otra pregunta: ¿se sabrá alguna vez el "Garganta Profunda" del Cablegate?


Fuente: Diario Uno

viernes, 10 de diciembre de 2010

Diez mandamientos sobre WikiLeaks

José Luis Orihuela (español) es periodista y profesor universitario de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. Como parte de su quehacer diario, posee un blog en donde analizar la realidad de los medios en la sociedad actual. Allí, brinda un célebre Apunte sobre diez conclusiones preliminares acerca de WikiLeaks, el periodismo y los medios:
1.       WikiLeaks era inevitable Existiendo una plataforma de publicación y acceso a la información de ámbito global que funciona sin editores (internet) era inevitable que tarde o temprano surgiera un portal dedicado a la revelación de secretos y filtraciones
2.       WikiLeaks era necesario El grado de impunidad, oscuridad y falta de control con el que se vienen desarrollando las guerras, la diplomacia y la política desde la Guerra Fría, acentuado desde los atentados del 11S, estaban exigiendo una instancia de control desde fuera del sistema.
3.       WikiLeaks no es periodismo La publicación masiva de documentos secretos militares y diplomáticos no constituye un acto de periodismo ni convierte a WikiLeaks en un medio periodístico. El periodismo es lo que viene después: la comprobación, el contraste, el contexto, el análisis y el aterrizaje de los documentos a las realidades locales.
4.       WikiLeaks necesita al periodismo Tanto por razones de seguridad, para garantizar la difusión de las filtraciones aunque el sitio fuera atacado, como por razones de inteligencia, para analizar los documentos y presentarlos de una forma inteligible al público, WikiLeaks necesita y ha utilizado a los medios como un canal alternativo de difusión que, además, han proyectado el prestigio de sus cabeceras sobre los materiales revelados.
5.       WikiLeaks es una llamada de atención al periodismo La publicación de las filtraciones ofrecidas por WikiLeaks no constituye un triunfo del periodismo, por el contrario, pone al periodismo ante la urgencia de hacer el trabajo que debió haber hecho antes de las filtraciones (investigando más y mejor) y del que debe hacer después (aportando interpretación, contraste, contexto, navegación y visualización a los datos).
6.       WikiLeaks no es neutral Las fuentes de información, especialmente las que revelan información confidencial o secreta, nunca operan por altruismo. Siempre hay una intención. La fuente te escoge porque quiere influir sobre tí o sobre tu audiencia. El objetivo de WikiLeaks no es periodístico, ni sólo informativo, sino específicamente político: Assange está en guerra contra el gobierno en la sombra, quiere desmontarlo, y para ello utiliza la información como el arma definitiva.
7.       WikiLeaks ha demostrado que la red no es neutral WikiLeaks ha sido sistemáticamente atacado, privado de su dominio, expulsado de su hosting en Amazon, cancelada su cuenta de PayPal, y perseguida su cabeza visible por Interpol en lo que parece más un montaje que un acto de justicia frente a dos presuntos casos de acoso y abuso sexual. Según sabemos, WikiLeaks no ha robado documentos ni ha hackeado redes, se ha limitado a publicar o a difundir las filtraciones que ha recibido garantizando el anonimato de sus fuentes y comprobando su autenticidad.
8.       WikiLeaks ha dado argumentos tanto a quienes se oponen a la neutralidad de la red como a quienes la defienden Es cierto que WikiLeaks ha sido inicialmente posible gracias no sólo a la existencia de la red, sino también a su carácter neutral. Pero la neutralidad de la red ya se ha visto comprometida por el evidente grado de persecución al que se ve sometido el portal y por el previsible endurecimiento de las políticas de control sobre la red que pueden generarse a partir de este caso.
9.       WikiLeaks ya ha ganado Aunque WikiLeaks despareciera como sitio, marca y dominio y su impulsor fuera encarcelado o eliminado, WikiLeaks ya ha demostrado que es posible y necesario utilizar la red como arma para desmontar las conspiraciones del poder. Seguramente veremos en el futuro próximo la emergencia de un WikiLeaks distribuido, así como el nacimiento de WikiLeaks nacionales y sectoriales.
10.   WikiLeaks cambiará la gestión de la información confidencial Aunque la pretensión utópica de WikiLeaks sea acabar con los poderes en la sombra (inicialmente militar y diplomático, pero próximamente financiero y farmacéutico, y quién sabe si también mediático), posiblemente su repercusión más efectiva tenga que ver con el desarrollo de nuevos métodos para garantizar el secreto de las comunicaciones y nuevas prácticas para la gestión de la información militar, diplomática y corporativa. Descartada la guerra como solución a las disputas internacionales, sólo nos queda la diplomacia como camino civilizado para armonizar las diferencias.


WikiLeaks, una plataforma abierta

Hay muchas dudas acerca de si considerar el sitio WikiLeaks como una espacio netamente periodístico. A pesar de que aún no se tiene claridad en esto, el portal se ha convertido en un soporte importante en el medio.
En oposición a ciertas lógicas que amparan a la mayoría de los medios de comunicación, quienes buscan en sus fuentes a personas o instituciones confiables que brinden la información, Julian Assange, fundador de WikiLeaks, reconoce que muchas veces no llega siquiera a conocerlas. Por esta razón, la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, aludió a cuestionar la credibilidad que tendrían las publicaciones, días antes de que se conocieran los cables.

Sin embargo, una de las desventajas del sitio es que se trata de una plataforma abierta. Esto quiere decir que cualquier persona puede ofrecer información que considere confidencial. En su defensa, Assange asegura que revisan minuciosamente los datos que les llegan, corroborando sin son verídicos, antes de publicarlos.
Finalmente, el carácter gratuito e independiente (subsisten de donaciones, pero no permiten colaboraciones de gobiernos o empresas privadas) les hace un medio alternativo polémico que sorpresivamente han movido el tablero político internacional.

Valores y principios del periodismo

Una primera pregunta aparece: ¿debería estar la prensa formal –por así llamarla- detrás de la información clasificada de sus respectivos gobiernos? ¿Está bien promover información filtrada? Assange afirma que “hay una cuestión sobre qué información es importante en el mundo, qué tipo de información puede lograr cambios (…)” y en el momento en que “las organizaciones están invirtiendo un esfuerzo económico en ocultarla, hay una muy buena señal de que cuando la información salga haya una esperanza de hacer algún bien”. Assange cree firmemente que el revelarla podrá generar algún cambio. “Ahí está nuestra esperanza”, afirmó.
En entrevista con el periodista Chris Anderson, Assange, durante la conferencia dada en julio de 2010 dijo acerca de los valores que lo mueven a hacer esta actividad informativa: “los hombres grandes y generosos no crean víctimas, cuidan de ellas”, y aunque afirmó que no es bueno cuidando, aseguró que hay otra manera de hacerse caso de éstas: “vigilar a los responsables criminales”.
Hay dos polos. Por una parte, la Secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, ha venido condenando la actuación de WikiLeaks, alegando que se trata de una actitud “irresponsable” y “riesgosa” para los ciudadanos estadounidenses que se encuentran en otros países, sobre todo aquellos bajo regímenes totalitarios, en un discurso alusivo sin duda al derecho a la vida.
Sin embargo, Assange se aferra más bien, en este caso, al principio de la verdad, la transparencia y su esperanza de transformación. El periodista paraguayo Eduardo Quintana, de ABC Color, señaló que “el fenómeno WikiLeaks representa para el periodismo un balde de agua fría y un desafío al mismo tiempo. El portal debe servir como ejemplo para el periodismo debido a que, gracias a sus averiguaciones, no sólo se puede desnudar la política internacional, sino causar estragos en varios gobiernos. También nos demuestra que aún hay noticias que contar al mundo (…) Ayuda a replantearnos tanto a periodistas, políticos y ciudadanos, el límite entre libertad de expresión y seguridad”.

La importancia de las grandes empresas informativas

WikiLeaks ha demostrado, sin duda alguna, el poder que un sitio de Internet puede tener como generador de opinión y la influencia que puede llegar a tener a nivel mundial.
Sin embargo, el fundador de la página, Julian Assange, hizo uso de lo que algunos llaman “la jugada maestra”, pues decidió acudir a los periódicos El País (España), Le Monde (Francia), The New York Times (EE.UU.), The Guardian (Reino Unido) y Der Spiegel (Alemania), todos ellos medios de comunicación de gran trayectoria para que sus publicaciones tuvieran eco a nivel internacional y, ante todo, generaran mayor credibilidad. Lo curioso del caso es que se trata de medios impresos, revalidando así la importancia de los mismos en una época donde se afirma que sólo reina la virtualidad.
Es importante aclarar que hubo un cambio relevante en las difusiones de contenido secreto de la diplomacia estadounidense, con respecto a la manera como WikiLeaks había venido tratando sus procedimientos. Esta vez, las cinco publicaciones se pusieron de acuerdo entre sí acerca del modo como se analizarían los documentos clasificados, así como de un programa de publicación. Incluso se permitieron avisar de sus análisis a las embajadas estadounidenses en sus respectivos países, tal como lo hizo El País, Le Monde y Der Spiegel.
Los análisis se hicieron independientemente durante varios meses, aunque se afirma que hubo varias reuniones entre los periodistas encargados de cada diario. Sylvie Kauffmann, directora de la redacción de Le Monde, afirmó que los memos que cuelga WikiLeaks en su espacio virtual fueron previamente “corregidos” por los periodistas. Es decir que, contrariamente a lo que venía haciendo WikiLeaks, el contenido de las comunicaciones debió ser filtrado por los cinco medios antes de ser publicadas. Por supuesto, no se han hecho esperar las dudas acerca de la parcialidad de los mismos
Se ha dicho que la cadena de noticias estadounidense CNN se rehusó a publicar los últimos documentos porque no firmaría con WikiLeaks un acuerdo de confidencialidad, y que, ante esta situación, The Guardian compartió la información con The New York Times. Sin embargo, se desconoce qué tipo de pacto se realizó realmente entre las partes.
A los representantes de los periódicos se les ha preguntado además sobre qué tan apropiados son, como fuentes de información, los cables clasificados de una diplomacia gubernamental. Bill Keller, editor del New York Times, afirma que “contienen información real que yo creo que los lectores y ciudadanos encontrarán interesante e iluminadora, mientras tratan de darse cuenta a lo que se refieren”. Por su parte, Simon Jenkins, de The Guardian, se refiere de forma más fuerte a esta polémica posición de los cinco grandes diciendo: “el trabajo de los medios no es proteger al poderoso de la vergüenza”.

El rol del periodismo, por Ramón Salaverría

WikiLeaks y la trascendencia que adquiere gracias al poder de difusión de los grandes medios gráficos a los que le fueron otorgados el “privilegio” de dar a conocer los cables plantean un debate actual sobre el rol del periodismo. En este sentido, Ramón Salaverria, prestigioso periodista español, especializado en Tecnologías de la Información da su perecer sobre este nuevo fenómeno. “Es un caso que marcará un antes y un después, en la medida en que incorpora nuevo elementos de reflexión sobre la relevancia que tiene Internet para el periodismo. Hoy por hoy, se ha confirmado, una vez más, que las fuentes digitales constituyen un referente para sacar a la luz informaciones importantes. Se ha recuperado la posición de los medios de comunicación como cuarto poder, en sentido que no están al servicio de los regímenes políticos de turno, sino que, tratan de sacar a la luz aquello que se trata de ocultar. Y lo han hecho mediante la fuerza de la red. Mediante el esfuerzo de activistas que han logrado trascender gracias a los grandes medios de comunicación gráfica.

WikiLeaks, centro de información de los grandes medios gráficos

Wikileaks.org eligió a cinco medios impresos para encabezar la propagación mundial del material. Para sus directivos, no fue una tarea sencilla; nunca en la historia habían tenido en sus manos semejante cantidad de datos. Su naturaleza confidencial y su procedencia estadounidense agregaban una cuota de incertidumbre. Pero como les dijo Assange, “el coraje es contagioso”, y todos se pusieron en grupo a trabajar.
El domingo 28 de noviembre por la tarde europea comenzó el operativo; y, entonces, los directores de los cinco medios salieron a dar explicaciones a sus lectores sobre lo que estaban haciendo. El periódico francés Le Monde y la revista alemana Der Spiegel lo hicieron a través de un video. En cambio, Javier Moreno, director El País de España; Alan Rusbridger, editor en jefe de The Guardian de Inglaterra; y Bill Keller, director ejecutivo de The New York Times, de Estados Unidos, se pusieron a disposición de los lectores a través de foros online. Aquí, algunas de sus opiniones más llamativas:

Artículo completo: Blog de Medios


jueves, 9 de diciembre de 2010

Julian Assange, y el por qué de su criatura

“Nuestro éxito evidencia algo que el resto no hace, que es proveer contenidos, filtraciones de alta calidad, que nos den información sobre cómo funciona en realidad el mundo, y ponerla a disposición del público. Mi esperanza es el que la democratización del intercambio del conocimiento a través de la eficiencia que permita formas inmediatas de justicia que antes no estaban a disposición de la gente”. Con esas palabras, Julian Assange resume brevemente el sentido de su criatura: Wikileaks.

Filtraciones más relevantes de WikiLeaks

Video de Asesinato de periodista (Bagdad / Iraq)

El día 5 de abril de 2010 WikiLeaks publicó un vídeo del 12 de julio de 2007 en el que se ve como soldados estadounidenses asesinan al reportero de Reuters Namir Noor-Eldeen, a su ayudante y a nueve personas más, algunas de ellas cuando iban a llevarse a los muertos y heridos. Se ve claramente que ninguno de ellos hizo el amago de atacar al helicóptero Apache desde el que se les dispara: ni siquiera lo miran. Aunque la agencia Reuters solicitó en numerosas ocasiones el material, les fue negado hasta que WikiLeaks lo consiguió inédito y puso en jaque al aparato militar de EE. UU., manchando la imagen de este ejército en el mundo.

Artículo principal: Ataque aéreo en Bagdad


Diarios de la Guerra de Afganistán

En relación con la Guerra de Afganistán iniciada en 2001, el 25 de julio de 2010 los periódicos The Guardian, The New York Time y Der Spiegel hicieron públicos un conjunto de unos 92.000 documentos sobre la guerra de Afganistán entre los años 2004 y 2009. Estos les llegaron a través de WikiLeaks sin compensación económica a la página.
Entre los documentos se incluyen sucesos no revelados hasta el momento: víctimas civiles provocadas por soldados de Estados Unidos y por soldados de los países aliados, fuego amigo, conexiones entre la inteligencia pakistaní y los talibanes insurgentes. Otros documentos, en torno a 15.000, no fueron liberados a falta de comprobar que no supongan un peligro para gente inocente, mientras que otros no serán filtrados por el mismo motivo.
Estados Unidos acusó a WikiLeaks de poner en peligro la vida de civiles a los que se tomó declaración para elaborar los informes militares. El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, ha manifestado que la Casa Blanca estaba informada una semana antes de la publicación con el objeto de "minimizar la aparición de los nombres de algunos informantes". Según Assange, el Gobierno de EE. UU. se negó a colaborar y no dio respuesta alguna, además, ha indicado que no se han publicado otros 15.000 documentos para proteger la identidad de algunas personas que aparecen en ellos. Estos contactos previos a la publicación han sido negados por el El Pentágono.
El 29 de julio, se colgó en la página un archivo denominado Insurance file ("archivo de póliza de seguro" en inglés). El archivo, de 1,4 Gb, está cifrado con AES por lo que se precisa de una clave, de 256 bits, para descifrarlo. Se especula con que se trataría de una filtración cuya contraseña se haría pública en caso de que WikiLeaks sufriera algún ataque grave, como la detención de Julian Assange u otros que hiciesen que la organización quedara incapacitada, similar al concepto del "pedal de hombre muerto".

Papeles del departamento de Estados Unidos (2010)

El 28 de noviembre de 2010, Wikileaks filtró a la prensa internacional una colección de 251.187 cables o comunicaciones entre el Departamento de Estado estadounidense con sus embajadas por todo el mundo (denominados en inglés United States diplomatic cables leak, Cablegate o Secret US Embassy Cables). Se trata de la mayor filtración de documentos secretos de la historia. WikiLeaks proporcionó esa información a los diarios The Guardian, The New York Times, Le Monde, El País y al semanario Der Spiegel.
Las filtraciones de telegramas y documentos, de carácter no secreto, confidencial y secretos, afectan a un gran número de países, entre ellos a México, España, Afganistán, Bosnia Herzegovina, Brasil, Paraguay, Canadá, Argentina, Chile, Perú, China, Alemania, India, Irán, Israel, Italia, las dos Coreas, Kuwait, Pakistán, Arabia Saudía, Serbia, Kosovo, Siria, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido, Rusia, Egipto, Panamá, Venezuela, Cuba, Bolivia, Colombia, Ecuador, Japón, Sudáfrica, Yemen, Australia y Francia.



Kenia, el bautismo de WikiLeaks

WikiLeaks nace, para la opinión pública, en enero de 2007, en el Foro Social Mundial de Kenia. Julian Assange aprovechaba ese foro para presentar WikiLeaks. Cautivado por la lucha de los activistas democráticos del país africano, Assange decide quedarse en Kenia “para ayudar en las reformas”. WikiLeaks, que ha llamado la atención de los partidarios de las reformas democráticas, está a punto de entrar en acción. Instalado en un complejo residencial de Nairobi donde vive con otros extranjeros, en su mayoría miembros de organizaciones no gubernamentales como Médicos sin Fronteras, Julian Assange recibe a periodistas y defensores de los derechos humanos preocupados por la evolución política del país. Es la hora de ayudar.
La publicación de un informe, poco antes de las elecciones presidenciales sobre el patrimonio del ex presidente Moi, que había decidido apoyar al candidato y presidente Kibaki, cambia el curso de las encuestas y si bien en un polémico recuento – cuestionado por los observadores europeos – Kibaki, aliado del corrupto y autoritatio Moi, consiguió reducir la ventaja y al final imponerse en las elecciones, su credibilidad resultaba dañada y la cohesión de la oposición, fortalecida.
Después de meses al borde del abismo, Kenia alcanzaba, un año después, la soñada reconciliación con la formación de un gobierno de Unidad Nacional con Mwai Kibaki en la presidencia y el “perdedor”, Raila Odinga, como primer ministro. Kibaki se veía forzado a cambiar de aliado, abandonando al tenebroso y multimillonario Moi, y pactando con el candidato de la oposición democrática. Kenia respiraba. WikiLeaks y su primera filtración, portada en The Guardian e innumerables periódicos africanos, había contribuido a ello. No poco.


El fenómeno de WikiLeaks

WikiLeaks (WikiFiltraciones o WikiFugas en español) es una organización mediática internacional sin ánimo de lucro que publica a través de su sitio web informes anónimos y documentos filtrados con contenido sensible en materia de interés público, preservando el anonimato de sus fuentes. El lanzamiento del sitio se realizó en diciembre de 2006, su actividad comenzó en julio de 2007 y desde entonces su base de datos ha crecido constantemente hasta acumular 1,2 millones de documentos. Su creador fue Julian Assange. Está gestionado por The Sunshine Press.
La organización se ofrece a recibir filtraciones que desvelen comportamientos no éticos por parte de gobiernos, con énfasis en los países que considera tienen regímenes totalitarios, pero también de religiones y empresas de todo el mundo. Por el momento las actividades más destacadas de WikiLeaks se han centrado en la actividad exterior de los Estados Unidos, especialmente en relación con las guerras de Iraq y de Afganistán.
WikiLeaks se describe a sí misma como una organización fundada internacionalmente por disidentes chinos, así como por periodistas, matemáticos, y tecnólogos de empresas start-up de los Estados Unidos, Taiwán, Europa, Australia, y Sudáfrica.
A pesar de su nombre, WikiLeaks no es un sitio wiki habitual, ya que realmente los lectores que no tienen los permisos adecuados no pueden cambiar su contenido. WikiLeaks usa una versión modificada del software de MediaWiki y su servidor principal está alojado en el ISP sueco PRQ. Para proteger el anonimato de sus informantes, WikiLeaks utiliza OpenSSL, Freenet, Tor y PGP.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Hackers Vs. Crackers

          Hacker es el neologismo utilizado para referirse a un experto en alguna rama técnica relacionada con la informática: programación, redes, sistemas operativos, etc.
          Se dice que el término surgió de los programadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT), que en los 60, se llamaron a sí mismos así para indicar que podían hacer programas mejores y aun más eficaces, o que hacían cosas que nadie había podido hacer.
          También se dice que la palabra deriva de "hack", "hachar" en inglés, término que se utilizaba para describir la forma en que los técnicos telefónicos arreglaban las averías, un golpe seco. Y la persona que hacía eso era llamada hacker.


       Sus mayores logros como programador incluyen el editor de texto Emacs, el compilador GCC, y el depurador GDB, bajo la rúbrica del Proyecto GNU.
       Conocido como Ken Thompson, es un pionero en las ciencias de la computación. Trabajó con el lenguaje de programación B y el sistema operativo UNIX y Plan 9 para los laboratorios Bell. Se le adjudica a Thompson, junto a Dennis Ritchie, la creación de UNIX.
       También conocido como ESR, es el autor de La Catedral y el Bazar y el responsable actual del Jargon File (también conocido como The New Hacker´s Dictionary). Si bien con el Jargon File obtuvo fama como historiador de la cultura hacker, se convirtió después de 1997 en una figura líder en el Movimiento del Software Libre y el Código Abierto.


       Crackers una persona que mediante ingeniería inversa realiza cracks, los cuales sirven para modificar el comportamiento o ampliar la funcionalidad del software o hardware original al que se aplican, sin que en absoluto pretenda ser dañino para el usuario del mismo.
       Es alguien que viola la seguridad de un sistema informático de forma similar a como lo haría un hacker, sólo que a diferencia de este último, el cracker realiza la intrusión con fines de beneficio personal o para hacer daño.
       El término deriva de la expresión "criminal hacker", y fue creado alrededor de 1985 por contraposición al término hacker, en defensa de éstos últimos por el uso incorrecto del término.
       Se considera que la actividad realizada por esta clase de cracker es dañina e ilegal. 
       Fue uno de los precursores de los virus. Recién graduado en Informática en 1988 difundió un virus a través de ARPANET, (precursora de Internet) logrando infectar 6.000 servidores conectados a la red.
       En 1992  le acusaron de haber sustraído información del FBI y penetrado en computadoras militares, convirtiéndolo en un símbolo entre los crackers después de ser perseguido infructuosamente durante años. Finalmente fue capturado en 1995  y  condenado a pasar 5 años en una prisión federal; finalmente salió bajo libertad condicional. 

jueves, 2 de diciembre de 2010

Ética del trabajo

En uno de sus primeros párrafos, Himanen se dispone a desenterrar la idea peyorativa que circula en torno a la figura del Hacker. En este sentido, un hacker no es un delincuente, vándalo o pirata informativo con altos conocimiento técnicos (a los que prefiere llamar crackers), sino que hacker es todo aquel que trabaja con gran pasión y entusiasmo por lo que hace. El hacker disfruta haciendo su trabajo. En realidad, su trabajo es ese y no otro porque disfruta haciéndolo, mientras que según la ética protestante debería ser al revés, debería estar contento haciendo su trabajo sencillamente porque es su trabajo. También la forma de trabajar del hacker rompe con la práctica empresarial habitual: algunas de las ideas más brillantes de la informática han surgido y se han puesto en práctica "fuera de horas", incluso cuando lo han hecho en el seno de una empresa. Las más exitosas empresas de tecnologías de la información han sido fundadas por hackers: Sun, Cisco, Microsoft, Apple... Algunas de estas empresas han mantenido hasta cierto punto y con distinto grado de éxito la ética hacker del trabajo, mientras que otras se han pasado totalmente al modelo de empresa tradicional.



Mundo Hackers, desde la postura de Pekka Himanen

Desde esta perspectiva, la ética hacker es una nueva ética del trabajo que desafía la actitud que durante tanto tiempo nos ha tenido esclavizados, a saber, la ética protestante del trabajo, tal como la expuso Max Weber en su obra clásica “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”. De manera que, la ética hacker del trabajo puede ser representada de la siguiente manera:
·    Persona que disfruta investigando sistemas operativos, lenguajes de programación y sabe sacarle el máximo provecho. Se diferencia del usuario normal porque estos se limitan a conocer lo mínimo e imprescindible de un programa.
·    Entusiasta de la programación, y a veces, llega a tener obsesión por ella.
·    Programa porque encuentra la actividad de programación intrínsecamente interesante, emocionante y gozosa.
·    Alguien que aprecia el valor de hackear, entendiendo por ello el buscar un uso no documentado o previsto de algo.
·    Alguien que disfruta con un reto intelectual y lo intenta resolver de forma autodidacta, creativa y lúdica.
Si se les considera a este nivel, los hackers informáticos constituyen un ejemplo excelente de una ética del trabajo más general, a la que podemos dar el nombre de la ética hacker del trabajo, afianzada día a día, en la sociedad red, en la cual el papel de los profesionales de la información se halla en expansión.